viernes, 11 de mayo de 2018

RESEÑA DE "BREVE HISTORIA DE LA GUERRA FRÍA" (ELADIO ROMERO)


ROMERO GARCÍA, E.: “Breve historia de la Guerra Fría”. Ed. Nowtilus. Madrid, 2018.


 Cuando estaba finalizando la II Guerra Mundial y el nazismo estaba prácticamente derrotado fue apareciendo una desconfianza entre los Aliados que, poco despues, acabó  en ruptura hasta configurar un mundo bipolar de dos bloques: el capitalista liderado por los Estados Unidos y el Comunista por la URSS. Las relaciones internacionales entraron en una etapa conocida como Guerra Fría: “Guerra que no es guerra y paz que no es paz”. Un largo período de conflictos, sin llegar a un enfrentamiento generalizado (“riesgos calculados” ante la capacidad destructiva del armamento nuclear), alternados con épocas de una cierta distensión. Fue una confrontación de dos modelos de características  ideológicas, políticas y económicas muy distintas, opuestas. Para sostener este pulso, las potencias iniciaron una carrera de armamentos de tal magnitud (bomba atómica,  bomba de hidrógeno, diverso tipo de misiles, armamento clásico…) que exigió un gasto tan elevado que, a la larga, se hizo insoportable para la URSS. En esta carrera de armamentos, los avances tecnológicos fueron muy importantes. Espionaje (el episodio más mediático fue la acusación y ejecución, en Estados Unidos, sin pruebas muy sólidas, del matrimonio Rosenberg), agentes dobles, chantajes, propaganda dirigida tanto a los propios habitantes como a los de los países contrarios, momentos de histeria (como la caza de brujas del senador McCarthy), depuraciones frecuentes en la URSS y sus satélites… fueron algo común durante la Guerra Fría.


La presente monografía hace una síntesis de la historia del juego de las potencias y sus aliados durante la segunda mitad del s. XX, explica los conflictos con sus momentos de alta tensión y sus consecuencias, los períodos de distensión y negociación, las alianzas, la descolonización,  el papel de los líderes políticos a veces determinante del rumbo de los acontecimientos, etc. El profesor Eladio Romero tiene el gran mérito de presentar, desde una perspectiva mundial, tantos acontecimientos perfectamente ordenados y relacionados. Una obra rigurosa y actualizada cuya lectura ayuda a comprender las raíces de muchos de los acontecimientos de la actualidad.


Una breve síntesis. En primer lugar, el autor se ocupa de algunas cuestiones previas. Por ejemplo del concepto de Guerra Fría que ya lo empleó G. Orwell en un ensayo de 1945 y que popularizó  el columnista W. Lipmann en 1947 en varios artículos de prensa. Aunque tal vez el primero que definió claramente la división del mundo fue W. Churchill en 1946, en un discurso en la Universidad de Fulton: “Desde Stettin, en el Báltico, a Trieste, en el Adriático, ha caído sobre el continente un telón de acero”. Había acuñado una expresión destinada a hacer fortuna: “telón de acero”. Y de otra cuestión, sus límites temporales. ¿Cuándo comenzó la Guerra Fría? La división comenzó a percibirse claramente desde el año 1946. Muchos consideran a 1947 el año de la ruptura: doctrina Truman, creación de la CIA, Plan Marshall (en el bloque capitalista) y el informe Jdánov (confirmando la división del mundo en dos bloques) y la creación del Kominform (en el bloque comunista). Para señalar su final hay más discrepancias: la firma del acta final de la Conferencia para la Seguridad y Coperación de Helsinki (1975), la caída del Muro de Berlín (noviembre de 1989), la reunificación alemana, la descomposición de la URSS (1991)… Bien es verdad que, como se explica en los capítulos 2 y 3, las desconfianzas entre las potencias capitalistas y la URSS comenzaron nada más triunfar el gobierno bolchevique en la Revolución Rusa, más tarde se produjo un acercamiento entre Estados Unidos y la URSS ante las reivindicaciones y acciones expansivas de Hitler tras su subida al poder y el avance japonés en Manchuria.


Es práctica común entre los historiadores dividir el período de la Guerra Fría en etapas, atendiendo a su virulencia o a épocas de distensión. El profesor Eladio Romero distingue cinco, indicando que no todo en ellas es uniformidad; a cada una de estas etapas dedica un capítulo del libro (del 4 al 8).


El capítulo 4 está dedicado a los inicios de la tensión (1945-47), incipiente en los últimos momentos de la Guerra Mundial (algunos autores ven en Yalta el inicio de la Guerra Fría) y manifiesta desde 1946. A principios de este año, G. F. Kenan, en su famoso “telegrama largo”, denunciaba ante la administración norteamericana la quiebra del espíritu de Yalta y la peligrosa política expansionista de la URSS. Este telegrama fue la base para la Doctrina Truman, formulada en marzo de 1947, que defendía el apoyo a los países amenazados por la expansión del comunismo. Los primeros desencuentros serios tuvieron lugar en Irán y en Grecia.


La fase más dura de la Guerra Fría (1947-1953) es analizada en el capítulo 5. Desde Estados Unidos se puso en marcha del Plan Marshall, uno de sus objetivos era evitar que el comunismo aprovechara la penuria de postguerra en Europa para expandirse. La respuesta de la URSS no se hizo esperar: impuso un rechazo a las ayudas del Plan en los países de Europa Oriental bajo su órbita, creó el Kominforn, propició el golpe de Praga para instaurar en Checoslovaquia un gobierno enteramente comunista, detonó su primera bomba atómica (agosto de 1949), creó el COMECON para coordinar y controlar la política económica de las democracias populares, etc. 


Uno de los episodios más impactantes de este período fue el bloqueo de Berlín Occidental (1948) por parte soviética y la contundente respuesta norteamericana (con ayuda inglesa) con la puesta en marcha de un impresionante puente aéreo para abastecer la ciudad cuya eficacia obligó a Stalin a levantar el bloqueo al año siguiente. En los últimos momentos del bloqueo y poco después del mismo, Estados Unidos firmó con sus aliados el pacto militar que dio origen a la OTAN (abril, 1949) y los Aliados reunificaron sus tres zonas de Alemania dando lugar a la constitución de la República Federal Alemana. La respuesta soviética sería la constitución de la República Democrática Alemana y, pocos años más tarde, la constitución del tratado militar del Pacto de Varsovia (1955). 


El conflicto más importante de esta fase fue la Guerra de Corea durante la que se pudo llegar a un enfrentamiento más serio si el presidente Truman hubiera accedido a los deseos de MacArthur de emplear la bomba atómica. El “terror nuclear” fue determinante para apostar por mantener el conflicto desde de unos límites localizados. Una guerra que no resolvió la división de la Península de Corea por el paralelo 38 (es una de las fronteras de la Guerra Fría que aún perdura.


El inicio del proceso de descolonización, siguiendo la estela de la India, va a incidir en la Guerra Fría, las potencias pugnan por atraer a su bando a los nuevos países. El conflicto colonial más importante tuvo lugar en la colonia francesa de Indochina.


A la etapa de 1953 a 1964, el autor la denomina  “el deshielo y la Guerra Fría de movimientos”. Tras la muerte de Stalin el nuevo Secretario General, Kruschev, reorientó la política exterior soviética hacia la aceptación de una coexistencia pacífica. La nueva administración norteamericana del presidente Eisenhower también aceptó de facto esta coexistencia. Símbolos de esta coexistencia fueron la visita de Kruschev a los Estados Unidos en 1959 o la reunión de Kennedy y Kruschev en Viena (1961).


La URSS anunció un mayor respeto a las peculiaridades de los países de su bloque lo que no fue óbice para que articulara el Pacto de Varsovia, reprimiese con energía los movimientos de descontentos en la RDA y ordenase la entrada de tropas del Pacto de Varsovia en Hungría para acabar con el rebelde gobierno liberalizador de I. Nagy (la represión posterior quiso ser algo ejemplar para posibles intentos similares). Un asunto muy importante en el bloque comunista fue la ruptura de las relaciones entre China y la URSS a comienzos de los años sesenta, ambos países aspiraron a convertirse en el referente mundial para el bloque comunista.


Un ejemplo del interés en la contención de las dos potencias tuvo lugar en la denominada Crisis de Suez (1956). A raíz de la nacionalización del Canal de Suez por Nasser hubo una intervención de los países directamente perjudicados por la medida (Reino Unido y Francia) a los que unió Israel. Esta intervención no gustó a ninguno de los dos grandes. Fue la presión norteamericana la que obligó a replegarse a Francia y al Reino Unido.

El conflicto que entrañó más peligro durante esta etapa fue la Crisis de los Misiles (1962). Nunca desde el final de la II Guerra Mundial se estuvo tan a punto de un enfrentamiento directo. Las cotas de tensión fueron máximas cuando, buques soviéticos se dirigían a la Isla y parecía que iban a traspasar el bloqueo decretado por el presidente Kennedy. Al final se impuso la negociación. 


En esta etapa se construyó el Muro de Berlín uno de los iconos más mediáticos de la  Guerra Fría. La RDA tomó esta decisión para evitar las continuas fugas al sector occidental. El discurso de Kennedy en Berlín (1963) ensalzando los niveles de libertad del bloque occidental frente a su oponente alcanzó una repercusión enorme.


Siguieron las potencias interviniendo en los países nuevos, como belgas y norteamericanos en el Congo para derrocar a P. Lumumba o el inicio de la escalada de la intervención norteamericana en Vietnam desde 1963 (un duradero episodio de guerra limitada). También fueron frecuentes las intervenciones de la CIA condicionando la política de varios países del Centro y Sur de América.


La siguiente etapa, 1965-1975, la denomina el autor como “la coexistencia contradictoria y la finalización de la Guerra Fría”. El principal acontecimiento de esta etapa fue la Guerra de Vietnam, la primera guerra televisada. La actuación de los norteamericanos, apoyando a Vietnam del Sur, con sus bombardeos masivos (napalm) y masacres sobre la población civil contribuyeron a crear una imagen negativa de Estados Unidos en el mundo y a que surgieran fuertes movimientos de protestas tanto en el interior del país como en otros muchos países. Vietnam se convirtió en una pesadilla apara Estados Unidos, de tal forma que Nixon comprendió la necesidad de una retirada progresiva. Los acuerdos de París de 1973 certificaron la retirada de Estados Unidos. En 1975 los comunistas de Vietnam del Norte entraban en Saigón y tenía lugar la unificación de Vietnam.


Fue una etapa de acuerdos: Tratado de No Proliferación Nuclear (1970), política de acercamiento de las dos Alemanias impulsada por W. Brandt, visita de Nixon a China, acuerdos SALT y, como colofón, la firma del Acta de la Conferencia de Seguridad y Cooperación firmada en Helsinki en 1975. Para algunos esta firma es el fin de la Guerra Fría. A pesar de este clima las dos superpotencias intervinieron puntualmente fuera de sus fronteras; Estados Unidos en la República Dominicana para impedir que se constituyera una segunda Cuba, en Indonesia para derribar a Sukarno, en Chile apoyando el golpe de Pinochet contra el gobierno de Salvador Allende; y la URSS en Checoslovaquia para acabar la “Primavera de Praga” de A. Dubcek. También estuvieron presentes las superpotencias en el conflicto árabe-israelí (Guerras de los Seis Días y del Yom Kippur).


El último capítulo lo dedica a “La caída del comunismo y el fin de los bloques”. Se explica como el estancamiento y poca modernización  del sistema económico soviético y sus consiguientes problemas financieros impidieron a la URSS seguir el costoso programa de rearme puesto en marcha por el presidente Reagan conocido popularmente como “la guerra de las galaxias”. Esto tuvo mucho que ver con el giro de Gorbachov desde 1985. Además, la invasión de Afganistán en 1979 y la casi una década de presencia en el país iba a ser un duro golpe para el prestigio soviético (“el Vietnam soviético”). Paralelamente tenía lugar la política superagresiva de Reagan interviniendo en Angola, Mozambique, el Salvador, Nicaragua, la isla de Granada, apoyo a la guerrilla islámica en Afganistán… 


La subida de Gorbachov al poder en 1985 puso fin a este rebrote de la Guerra Fría e inauguró una nueva etapa de distensión. Las reformas de Gorbachov no revitalizaron la economía (baja productividad y problemas para adaptarse a un mundo cada vez más globalizado), pero sí socavaron los cimientos ideológicos del régimen. Gorbachov abandonó la doctrina Breznev que sostenía el derecho y la obligación de mantener los gobiernos aliados y anunció su decisión de replegar tropas de Europa Oriental. El autor explica brevemente los procesos de democratización en Polonia, Hungría, Checoslovaquia, Rumanía, la RDA. La apertura del Muro de Berlín el 9 de noviembre en 1989 puede considerarse el punto final de la Guerra Fría. Dedica unas últimas líneas a la descomposición de la URSS y a la unificación de Alemania.


Explica con cierto detalle dos curiosidades respecto a España: la bomba de Palomares y el Proyecto Islero para fabricar una bomba atómica española.


Completan el texto diversos mapas, cuadros explicativos y una seleccionada bibliografía.


La obra en la Web de la Editorial:




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